Musicalfobia

"Las únicas pelis que no me banco son los musicales".

¿Cuántas veces habremos oído decir esta frase? Algo es cierto; todos los personajes son alegres o exagerados, cantan y bailan cada tres segundos y la mayoría de las veces tanto edulcorante se hace insoportable. Pero dentro de este género existen algunas excepciones que no solo son buenos musicales, si no joyas del cine. Porque así como debemos aceptar en las películas de terror que existen monstruos que comen gente, o en una de Rambo que él puede solo contra todos, este género nos pide que aceptemos de entrada que estamos a punto de ver un sinúmero de piezas de bailes y canciones, y que todos se saben la letra y la coreografía. Y uno termina la película con ganas de salir a zapatear por la calle. He aquí algunos ejemplos de los últimos musicales que merecen quedar en la historia como "Cantando bajo la lluvia" o "Mary Poppins". Quién sabe, tal vez sea cuestión de tiempo.


Hairspray
La peli de por sí tiene algunos condimentos que llaman muchísimo la atención: la protagonista es una gordita petisa que baila y canta como si tuviera el cuerpo de Britney Spears, el papel de su madre es interpretado por Jhon Travolta vestido de mujer, y se trata de una suerte de remake mejroado de la peli original del rey del grotesco, Jhon Waters. La cosa se hace mucho más interesante. Si bien es cierto que no paran de cantar y bailar un segundo, todas las canciones están buenísimas, los bailarines son increibles y la actuación tiene un tono exagerado del cual es imposible no engancharse. También es cierto que no hay demasiado conflicto más allá de un problema racial y un amor aparentemente imposible; pero rápidamente todo se arregla de una escena a la otra. Ideal para alegrarse si estás deprimido y tenés ganas de salir con una sonrisa de oreja a oreja.


Los Productores
Remake del musical del genial Mel Brooks, que llevaba el mismo nombre, Los productores es una sátira al músical que igualmente se disfruta como tal. De por sí la idea es estupenda: un fracasado productor de Brodway descubre gracias a su contador - y productor de musicales frustrado - que la mejor manera que tiene de ganar dinero es haciendo el mayor de los fracasos. Y no tardarán en encontrar el guión original: una oda a Hitler escrita por un nazi psicótico. Ese es el humor de Los Productores; terriblemente irónico, políticamente incorrecto, con un timing preciso, canciones memorables y gags, hilarantes. La peli misma pareciera estar diciendo: "es cierto, los musicales son rídiculos, vamos a reirnos de ellos". Y realmente lo logra.



South Park: La película
Tal vez para un fanático de esta excelente serie animada, pueda resultar descepcionante encontrarse con una peli con una canción cada un par de escenas. Paro vamos... se trata de South Park, así que no esperen nada edulcorado ni nada alegre. Poco importan las canciones más allá de lograr alargar la película. Pero más allá de eso, son todas muy buenas, cargadas de acidez y de humor. Además contiene un momento musical memorable cuando todos los números se unen en una sola canción. South Park la película no es un musical, sino un capítulo largo lleno de canciones. Solo para entendidos.






Chicago
Particularmente, este tipo de musicales son los que menos me gustan: los clásicos, los que se toman a sí mismo en serio. Pero afrontémoslo, la peli es muy buena y es completamente disfrutable. Chicago tiene los típicos condimentos hollywoodenses para que funcione: celebridades, armas y piernas largas. No mucho más que agregar, salvo una muy buena dirección y un guión correcto para el género.